Las cosas llegan cuando tienen que llegar. Esta es una verdad como un templo con la que desde que arrancó 2016 me encuentro a la vuelta de muchas esquinas.
Y es que después de haber trabajado como arteterapeuta y especialista en foto terapia, después de pensar y dar varios talleres y de pensar muchos proyectos de intervención, he dado con la forma de sumar toda esta experiencia a mi bagaje dentro del arte contemporáneo y la fotografía. Aún lo estoy cocinando, compartiéndolo con otros profesionales y valorando cómo ponerlo en marcha.
Hoy por hoy, lo llamo ART MAKES SENSE. ARTE (con) SENTIDO.
¿Su objetivo? Conseguir cambiar (mejorar, se entiende, pero me suena algo presuntuoso…) la vida de personas que están pasando por momentos complicados a través del arte.
Para mí, el arte tiene sentido. Recuerdo haberlo descubierto de pequeña, tras una visita con el cole a un museo. No recuerdo cuál fue, pero sí tengo grabada la emoción con que le expliqué a mi madre durante toda la tarde, entusiasmada, lo que habíamos visto. Todo cuadraba y tenía una claridad inaudita. Tuvo sentido entonces que defraudara las expectativas familiares y empezara a estudiar, con pasión, la carrera de historia del arte. Y me doy cuenta de que puedo transmitir ese sentido y esa pasión a las personas que me acompañan mirando arte, que no “lo entendían”, y que ese trocito de vida que gana en sentido también les hace sentir bien. (y por supuesto, a mí). Mirar arte y hablar sobre él es una forma diferente de comunicarte con el otro, de empatizar con posturas que crees contrarias, puede borrar espejismos de enemigos de tu vida.
Desde que me he formado en arteterapia y he tenido ocasión de trabajar con diferentes clientes, me he dado cuenta de que el arte también puede dar sentido. Algunas de las cosas que nos afectan psicológica y emocionalmente tienen que ver con la dificultad de asimilar ciertas realidades o de “aceptar” situaciones adversas. Pongo este verbo entre comillas porque algunas terapias hacen de él su bandera, anteponiéndolo a reconocer qué es “lo que va mal”. Poder mirar lo que nos aterroriza, lo que ni siquiera sabemos que existe o lo que no encontramos forma de definir suele darnos un respiro en el torbellino que supone vivir con la incertidumbre. Y si hacemos del lenguaje del arte nuestro lenguaje, sin importar si lo que hemos creado (nos) gusta o no, solo por lo revolucionario que es simplemente hacerlo, introduce un “¿y por qué no?” donde solo había “no puedo”.
Así que ART MAKES SENSE trabajará desde la complicidad con centros productores de arte y con colectivos que quieran cambiar la manera en que se relacionan con el mundo. También con todas aquellas personas que estén pasando por una situación difícil (enfermedad propia o de un ser querido, procesos de duelo y pérdida, cambios vitales intensos) y traten de entender qué está pasando y qué se puede hacer.
Pronto, más detalles.